Cuando entras en el mundo del copywriting eres como un pez dentro del mar.
Hay muchísimos tips, consejos y recomendaciones por ahí, pero, ¿cómo saber si lo estás haciendo bien?
Muy sencillo: a base de prueba y error.
Recuerdo los primeros emails que montaba: bien cargados de texto, cuantas más imágenes más atractivo, cientos CTA’s para incentivar a los usuarios (“¡Cuánto más interactúen, mejor!” pensaba).
El tiempo, el conocimiento (y ojo, muy importante, el análisis) te enseñan que puedes hacer las cosas de otra manera, como puedes ver en este post.
Una de las cosas que he aprendido es que debes delegar la escritura de los emails a la persona adecuada. Mucha gente sabe escribir (¡muchísima!), pero no todo el mundo sabe escribir para persuadir. La diferencia es abismal. Te animo a que investigues un poco sobre ello.
Otra de las cosas que he aprendido es a rodearme de compañeros diseñadores. Déjame insistir en la palabra ‘compañero’. De nada sirve tener un texto excelente si no viene reforzado por un diseño o una imagen que le acompañe. El copy y el diseñador deben sentarse juntos para la conceptualización del email: el diseñador sabe qué diseños es capaz de hacer y el copy confeccionará los textos que mejor acompañen.
Basta de rollos. Vamos a lo que nos interesa: los errores más monumentales que hemos visto (¡y cometido). Con ejemplos REALES.
Los emails kilométricos
Te invito a hacer un ejercicio. Piensa ¿cuándo fue la última vez que te leíste, de arriba abajo un email publicitario? Ni te acuerdas, ¿verdad?
Lo más valioso que tenemos es el tiempo. La prisa nos lleva a leer los emails en diagonal, sin prestarles mucha atención. Por eso lo que el email cuente tiene que ser lo suficientemente importante como para quedarse grabado en la mente.
Si haces emails largos los usuarios no te leerán y, en consecuencia, el envío no habrá servido para absolutamente nada.
Recuerda “Lo bueno si breve, dos veces bueno”.
El exceso de llamadas de acción
Enviar un email es una oportunidad, no multioportunidad.
Un email persigue un objetivo claro: una compra, una descarga de un recurso, apuntarse a un webinar….
De nada sirve disparar un email con cientos de CTA’S precedidos de copies vacíos y sentarse a esperar resultados. Así el objetivo se desvirtúa y pierdes el foco.
Si te cuesta verlo claro puedes hacer el siguiente ejercicio: el CTA es el elemento central y los copies dependen de él. Todo lo que escribas tiene que estar enfocado al CTA definido. Puede ser un buen ejercicio para ayudarte a conceptualizar el objetivo.
Piensa bien qué quieres conseguir y a partir de aquí, a construir.
Hasta la próxima.